lunes, 13 de abril de 2009

Coa, Jerga, habla chilena



Opinión: COA, JERGA, HABLA CHILENA
"A menudo aparecen en los medios de comunicación palabras o expresiones que llaman la atención por ser vocablos imposibles de encontrar en los índices de diccionario alguno, pero que sin embargo cualquier habitante de este país [Chile] entiende perfectamente y muchos no podrían decir lo mismo usando nuestro idioma oficial. Se trata de palabras o expresiones provenientes del Coa, el lenguaje de la delincuencia chilena
Una jerga es una extensión de la lengua común, lengua madre, que vive en ella como un parásito y que es creada por grupos o agrupaciones de personas que tienen hábitos y propósitos comunes, que hacen una vida más o menos común. Estos tipos de asociaciones tienden en forma natural a crear un argot, una jerga que los distinga del resto y que simultáneamente vincule a sus miembros aislándolos y protegiéndolos del resto de la sociedad. Es la jerga, por lo tanto, un tecnicismo profesional, del cual harán uso los iniciados, los miembros del grupo o sociedad, para reconocerse, tratarse, protegerse mutuamente, compartimentarse de víctimas o enemigos, sea éstas compuestas por médicos, abogados, militares o delincuentes.
De esta perspectiva los elementos del argot o jerga vienen a ser una especie de santo y seña que es sólo válido y útil en tanto se mantenga ocupado por los integrantes de la cofradía, en esa especie de hermandad. Por lo tanto, si los términos, expresiones o palabras que constituyen esta forma de comunicarse, pasa a ser conocida por todo el mundo, deja de ser el lazo de unión que acerca, vincula y defiende. En ese momento el término deja de ser exclusivo del diccionario de la jerga pasando al lenguaje común.
Cuando esto sucede, la jerga invade su lengua madre, siendo de ahí en adelante normal observar su uso en todos los ámbitos de la sociedad. Lo que sucede hoy en nuestro país.
Pero, por muy grande que sea la fuerza con la que la jerga inunde su lengua madre, nunca será suficiente para abordarla por completo, sustituirla. Es que por las características de su origen, el lenguaje de los delincuentes tiene una extensión bastante acotada, su léxico es especialmente pobre. Normalmente éste se refiere a las imágenes, sentimientos y vivencias de la mente criminal, ya sea que éste se encuentre gozando de una normalmente efímera libertad, purgando condena en una cárcel, o en una esquina urdiendo el siguiente golpe. En todas estas situaciones los objetos y sensaciones que se tienen presente con mayor frecuencia son de carácter criminal o carcelario, limitando entonces, la cantidad de expresiones generadas en el lenguaje, a definir o señalar este tipo de objetos o sensaciones. De ahí que el coa haga objeto de múltiples designaciones al dinero, el robar, el matar o pelear, el sexo, la vida en prisión, el comer y el beber o el drogarse.
Este lenguaje siniestramente alegre hace ostentación, eso sí, de su imaginación generando una gran sinonimia. En esta recopilación es notable la gran cantidad de nombres que es posible encontrar para designar al órgano sexual masculino. Aunque aquí consignamos sólo 42, en el curso de la investigación nos encontramos con una cantidad enorme de denominaciones, pero que aparecen en forma muy localizada, no repitiéndose en otros entornos, por lo que es posible sospechar su poca trascendencia. Sorprende también la cantidad de expresiones o palabras que hacen alusión al sexo, las relaciones sexuales, órganos sexuales femeninos. Esto explicable por la situación de abstinencia prolongada a que somete la pena de cárcel.
El coa chileno tiene un vecino notable: el lunfardo argentino, la jerga de los ladrones bonaerenses y con más precisión que el coa, el lunfardo es un lenguaje profesional, "la tecnología de la furca y la ganzúa", según apunta J.L.Borges. De esta jerga del ladrón porteño, el coa toma una gran cantidad de términos. Quizás los conceptos más propiamente de ladrones que ostenta el lenguaje de los mapochinos, tienen su origen en el lunfardo.
La palabra coa tiene su origen en la palabra española "coba"= embuste, adulación, dar coba= adular, que quizás se origina en el caló español, el lenguaje de los gitanos, aunque otros dicen que viene de la Germanía, antigua jerga española, y sería una deformación de "boca". Como sea, los chilenos transformaron la palabra que llegó a ser "coa", cuya definición contemporánea podría ser "el lenguaje que intenta ser creíble". Algo así como "engrupir".
Parafraseando a Borges (Lunfardo: el arte de la furca y la ganzúa), el coa debe ser "el arte del chamullo y la movida".
No resulta raro ver en televisión a algún político decir que "la juventud no está ni ahí" cuando quiso manifestar que "la juventud muestra cierto grado de indiferencia". Le es más fácil usar el coa y todo el mundo sabrá qué quiso decir.
Pero fue la dictadura, a partir de septiembre de 1973, la que en definitiva hizo lo necesario para sacar el coa de los estrechos círculos de los delincuentes y de las cárceles. Fue la dictadura y la consecuente represión la que llevó a centenares de miles de chilenos a pasar largas o cortas temporadas en las cárceles, en donde se convivió con los llamados presos comunes, delincuentes de todas las facturas. Estos chilenos encarcelados eran en su mayoría dirigentes estudiantiles, obreros, artistas, pobladores, dirigentes políticos, quienes necesariamente aprendieron el manejo de una
jerga que no conocían y que al salir en libertad se llevaron y comenzaron a usar.
Estas miles de personas y su influencia en sus respectivos medios, hicieron que las palabras aprendidas en coa, a su paso por las cárceles se incorporaran al lenguaje común de otras miles de personas. En el corto tiempo esta mecánica haría que la forma de hablar usada en las cárceles se incorporara al lenguaje común de la gente no delincuente en forma extensa y simultánea. En ese momento el coa se incorporó para siempre a nuestra manera común de decirnos las cosas."



Sigamos repasando:






Con este vídeo nos podemos acordar del lo leído "Cachay el Mote"


http://www.youtube.com/watch?v=GeP2NBk7zgI


Consideraciones:


La voz de la Academia

En el nuevo diccionario de la Real Academia Española, aparece en letra de molde, nuestro tan familiar huvear. U el camino a la consagración fue arduo. Para que la Academia hispana registre una palabra es necesario que ella sea usada ampliamente en un país y que signifique lo mismo durante un largo periodo.

El director de la Academia Chilena de la Lengua, Alfredo Matus explica que ese organismo selecciona las palabras usadas en Chile y envía ese material a su contraparte madrileña. De las propuestas chilenas, más del 95 por ciento fue incorporado en la edición 2001 del diccionario de la RAE.

Cerca del 53 por ciento se registró como uso exclusivo en nuestro país. Bajo ese rótulo caen por ejemplo: alolarse, apitutar, arreglín. billullo, caluga, condoro, cuchuflí, largona, majamama, ñecla, pichintún, rotaje y tallero. El 15 por ciento es compartido con otros países. Eso incluye entre otros, apertrechar, ausentismo, brilloso, golpiza, bajonear, engrupir, asquiento, cantinfleo, luca y chancletero. El resto aparece sin marca geográfica, como antivirus, cibernauta, fan, ingesta, liguilla, narco o suertudo.

Las palabras chilenas- exclusivas o compartidas- conformarán el Diccionario de uso español en Chile que prepara la Academia nacional. Los trabajos preparatorios comenzaron en 1997. La meta es editar el libro en 2010, en el marco de la conmemoración del bicentenario. Asi tanto demora la elaboración de una obra como ésta. Matus recuerda que la RAE tardó diez años en afinar la nueva versión de su compendio. Y el proyecto de un Diccionario del Español de México partió en 1973 y aún no termina. En estos días, los lingüistas de la Academia Chilena conforman una base de datos computarizada, para lo cual revisan concienzudamente novelas, cuentos, diarios y revistas actuales. A fines del próximo mes será publicada una muestra de este trabajo una selección de vocablos de uso corriente en Chile, Tan corriente como es huevear. Pero no hay que confundirse. Podrá aparecer en los diccionarios, pero la palabreja todavía es un insulto. Junto a su definición, la RAE estampó una advertencia: vulgar. En el mundo de las palabras, es casi como salir en Dicom.


Atención con el lenguaje corporal, esto es un adelanto de la tercera unidad:















Espero sus comentarios y que participen en la encuesta de este BLOG

1 comentario:

Palabras del Silencio dijo...

Hola, mi nombre es Karina, revisé esta página y me pareció muy interesante, con material bastante bueno para nosotr@s los futur@s docentes, los felicito por la iniciativa.

Yo estoy preparando mi tesis y querías saber si alguien tiene material o conoce algunas páginas con buena información sobre ONOMASIOLOGÍA, FRASEOLOGÍA, HABLA CAMPESINA. La verdad es que he buscado mucho, pero no es un tema muy estudiado y sería de mucha utilidad si ustedes saben de algún dato que me pueda servir.

Desde ya muchas gracias.

Karina Vergara.

sheccid000@gmail.com