miércoles, 26 de marzo de 2014

Modismos Chilenos.

Consideraciones del proceso comunicativo humano.


Las personas empleamos gran parte de nuestro tiempo comunicándonos verbalmente. También a través de las expresiones corporales tales como el movimiento de las manos, las distancias que mantienen las personas entre sí, etc.
Ejemplo: el señor llega muy temprano a su oficina y revisa su correspondencia (comunicación escrita), luego ingresa su secretaria a la cual saluda con un movimiento de cabeza (comunicación gestual). Al llegar el mediodía, luego de un llamado telefónico (comunicación hablada) se dirige a una reunión con sus socios (comunicación grupal). Así sucesivamente el señor se comunica constantemente con todo su entorno.
Fuera de este tipo de denominaciones la comunicación es una gran industria en la que intervienen muchas personas respetando sus roles. Según muchos investigadores, en la actualidad se ha impuesto la tendencia a manipular símbolos y no cosas como en la época de nuestros abuelos. La industria no sólo se interesa por la calidad de su producto, sino por el "impacto" que éste produzca.
Las investigaciones científicas han dado lugar a nuevas profesiones como la del divulgador científico y el escritor técnico para poder "comunicar" rápidamente los recientes avances logrados.
Muchos años atrás la comunicación no perturbaba la atención de los grandes gobiernos, la revolución tecnológica y filosófica cambió el transcurso de esta tendencia, así pues, las agencias gubernamentales comenzaron a prestar especial énfasis en la "comunicación" como método de supervivencia frente a las preocupaciones mundiales.
Si queremos mantener una posición directiva en el mundo tenemos que comprender a los demás y lograr que nos comprendan.
Nuestro objetivo básico en la comunicación es convertirnos en agentes efectivos, es decir, influir en los demás, en el mundo físico que nos rodea y en nosotros mismos, de tal modo que podamos convertirnos en agentes determinantes y sentirnos capaces, llegado el caso, de tomar decisiones. En resumen, nos comunicamos para influir y para afectar intencionalmente.
Quien intenta informar tiene como propósito transmitir un cúmulo de datos a un receptor, independientemente de la respuesta del destinatario (informes meteorológicos, decisiones de un jefe, instrucciones de un manual). Quien intenta persuadir desea obtener una determinada respuesta, mediante un proceso comunicacional en el que el otro también obtiene lo que desea o lo que "cree" que desea.
En este proceso, activo en ambas direcciones, los roles de persuasor y persuadido se intercambian a menudo con facilidad. La persuasión no es algo que "se le hace" a otros, sino que es una dinámica que tiene lugar con otros. Por lo tanto, la comunicación persuasiva sólo tiene lugar en la medida en que la retroalimentación o feedback obtenido es el esperado, caso contrario, no hubo comunicación sino que sólo se produjo un intercambio de informaciones.  En síntesis, es la respuesta del destinatario lo que califica la naturaleza de la transacción.
Ejemplos: Un vendedor que disipa las dudas de su cliente, sortea sus objetivos y logra colocar su producto, es un ejemplo de comunicación persuasiva, toda vez que el comprador recibe a cambio satisfacción en función de sus necesidades, gustos o preferencias. De no haber podido salvar los cuestionamientos de su cliente, sólo habría existido un cruce de información.
Quien intenta entretener persigue un propósito recreativo. Se busca mantener la atención y el principio del placer del destinatario durante toda la transacción. Este tipo de comunicación tiene un fin que busca consumarse. No se espera ninguna respuesta más allá de la aprobación (un programa de televisión, shows, etc.).
Surgen entonces, algunos interrogantes como: ¿Por qué las comunicaciones? ¿Cuál es nuestro objeto?. El fin básico de todo individuo es dominar al medio que lo rodea y no que el medio lo domine a él.
Otra interrogante es: ¿Cuál es la respuesta que está tratando de obtener el emisor?. Podemos afirmar que toda comunicación tiene su objetivo, el cual es producir una respuesta. A menudo se confunde el propósito de la comunicación, y esto se debe a que el hombre, como exponente máximo de la comunicación, en ocasiones tampoco sabe bien cual es su propósito. Lo que se sugiere frente a este hecho es centralizar la atención en el propósito de la comunicación para poder lograr un objetivo como comunicadores. De manera contraria se estaría perdiendo el propósito de la comunicación, ya que el mensaje no lograría obtener significancia.

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