jueves, 20 de noviembre de 2008

COMO ESCRIBIR MAL

Son numerosos los libros y artículos sobre una buena redacción, pero ¿dónde puede uno encontrar consejos prácticos y seguros sobre como escribir mal? Una mala redacción es tan común que cualquier persona instruida debiera saber algo de ella.
Muchos científicos redactan pobremente, pero quizá sólo por intuición sin percibir claramente cómo logran sus resultados. Un artículo sobre la base de la mala redacción pudiera ayudar a que cobren conciencia del arte de escribir mal.
Todo autor se considera bien calificado para redactar mal un artículo, ya que puede escribir sin siquiera intentarlo. El estudiante promedio encuentra sorprendentemente fácil aprender los trucos especiales de una mala redacción, pero para hacerlo en forma congruente deben conocerse unos cuantos principios esenciales.
Primer principio de la mala redacción: olvide al lector
El mundo esta dividido en dos grandes grupos: usted y los otros. Un poco de oscuridad o tortuosidad al redactar mantendrá a los otros a distancia segura; si se acercan, pueden ver demasiado. Redacte como si escribiera un diario personal; mantenga su mente concentrada en el tema sin pensar en el lector. Usted, el tema y el lector forman un mal triángulo que debe evitar.
Esto es fundamental: tomar en consideración la probable reacción del lector es una seria amenaza a la mala redacción; aún mas, requiere de esfuerzo mental considerable. Un argumento lógico es que si usted escribe suficientemente mal, tendrá tan pocos lectores que no merecerán esfuerzo alguno.
Olvide al lector siempre que pueda. Puede estar seguro de que el lector lo olvidará a usted con la misma facilidad.
Practique una técnica de cara dura, manteniendo todos los hechos e ideas en el mismo nivel, o dándoles al mismo énfasis, sin indicaciones sobre la importancia relativa y sin intentar una secuencia lógica.
Use frases largas que contengan muchas ideas débilmente relacionadas entre sí. La conjunción Y es el lazo de unión de empleo mas frecuente en una mala redacción, ya que no indica causa o efecto, ni distingue entre ideas principales y subordinadas. Rara vez, en la mala redacción aparecen porque y punto y coma, puesto que ambos son reemplazados por Y. Jamás aparece punto y seguido, de modo que no debe usarlo nunca si quiere escribir mal
En cualquier escrito técnico omita unos cuantos detalles, sobre todo aquellos que la mayor parte de los lectores necesitan saber. Puesto que usted tuvo que descubrir estas cosas por el camino difícil, ¿por qué hacerlas fáciles para el lector? Evite definir los símbolos; nunca especifique las unidades de los datos que representa y, por supuesto, será cuestión de amor propio dar las constantes y los valores numéricos de las fórmulas.
Con estas omisiones algunos escritos resultaran demasiado cortos, pero puede alargarlos explicando cosas que no necesitan explicación. Al describir tablas preste especial atención a los encabezados que se explican por si mismos, y deje al lector que se averigüe el significado de las abreviaturas o los símbolos.
Segundo principio de la mala redacción: sea vago y pomposo.
Evite ser especifico, esto lo limita; use bastante verborrea; incluya muchas palabras y oraciones superfluas. Un pensamiento árido le sugiere al escritor que verborrea sirve como pretexto o aun como un halo místico por medio del cual puede glorificarse una idea. Una nube de palabras sirve para ocultar los defectos de la observación o el análisis; bien por la oscuridad que provoca o porque distrae la atención del lector.
Introduzca nombres abstractos en cualquier instante, diciendo por ejemplo:
"La magnitud del movimiento en una dirección hacia abajo no es de consideración". Haga uso frecuente de palabras "caso, carácter, condición, primero y ultimo; tipo tal, muy, a nivel de… etcétera" incluyendo etcétera, por supuesto. Abuse de los gerundios, y empiece con ellos las oraciones más largas.
La mala redacción, como el buen fútbol, es deslumbrante. Pero no contiene información. Se usan con frecuencia los adjetivos para aturdir al lector; no es difícil hacerlos ostentosos o hiperbólicos; por lo menos pueden ser floridos o inexactos.
Tercer principio de la mala redacción: la palabrería
En lugar de escribir. Como en la Biblia: "dar al César lo que es del César", escriba:
"Se deberá considerar apropiado desde un punto de vista moral o ético, en el caso del César, proporcionar a este potentado todos aquellos objetos y materiales de cualquier tipo o carácter en que pueda comprobarse que su fuente original sea del dominio del citado"
Es lo mismo, ¿pero lo entendió? Ciertamente resulta algo más difícil. Ahora piense, en lugar de decir en el lenguaje sencillo de Shakespeare "no soy orador como Bruto", escriba:
"El que habla no es lo que pueda llamarse un adepto a la profesión de la oratoria, lo que puede decirse del señor Bruto".
En vez de escribir con concisión: "las fechas de varias observaciones son dudosas", escriba:
"Empero, se debe mencionar que en el caso de varias observaciones hay lugar para una duda considerable respecto a la exactitud de las fechas en que aquellas fueron realizadas".
La palabra caso es otro elemento indispensable para lograr una mala redacción En vez de escribir "dos comunidades cambiaron con rapidez considerable",escriba:
"Hay dos casos en los cuales las comunidades cambiaron con una rapidez considerable".
En vez de escribir "tres grupos tienen ingresos inferiores al ingreso medio", escriba:
"En tres casos el ingreso de los grupos es inferior al ingreso medio".
Y ahora presentamos el máximo exponente de la mala redacción: su majestad, el estilo deslumbrante.
"Inmaculada precisión de observación y cálculos extremadamente delicados… esto probara al instante un mundo imponderable, etéreo. Nuestras acciones serán grandiosas. Qué bueno que nunca cese la energía pulsante del gran dinamo proveedor de la vida que hay en el cielo. Bueno es tan bien que nos encontremos a una distancia segura del flameante remolino en el cual la tierra podría caer, como una pelusa estremecida, en las brasas ardientes de un gran fuego".
Si no entendió lo que quiso decir el párrafo anterior, le suplico tomar como referencia el espléndido lenguaje de muchos políticos y bastantes textos filosóficos.
Y ahora, el último consejo para una mala redacción: no revise.
Escriba apresuradamente de preferencia cuando este cansado. Hágalo sin un plan; escriba los puntos conforme se le ocurran.
Jamás escriba o redacte mas de una vez el mismo texto. Así el artículo será espontáneo, y pobre.
Entregue su manuscrito en el momento de terminarlo. Releerlo pocos días después podría llegar a correcciones que rara vez empeoraron el estilo.
Si usted proporciona su manuscrito a colegas -mala práctica- no preste atención a las criticas y comentarios. Mas tarde, resista toda sugerencia del editor.
Debe ser fuerte e infalible, no deje que nadie doblegue su personalidad. El crítico trata de molestarlo por algún motivo oculto e inconfesable.
La probabilidad que tiene de mejorar su escrito es tan grande que debe estar siempre en guardia.
Sugerencia final para disfrutar de una mala redacción: no lea.


Quizás algo básico, pero igual sirve:



Y para comenzar la Segunda Unidad:

En link adjunto están los documentales, para segundo informe de lectura: coordinación H-8 debe presentarlo el día 11 de diciembre de 2008. Coordinación N-14 fecha por fijar

jueves, 13 de noviembre de 2008

Los periodistas del "cachay"

Los periodistas del cachay
http://www.youtube.com/watch?v=qHGJoHiLnco

Sin lugar a dudas la prensa diaria pese a todo, es fuente de conocimiento y de aprendizaje. Palabras casi olvidadas retoman vigencia: “pedofilia”, “proxeneta”, “estupro”, “tag”, “opinólogo”, “farandulizar”, que habrá que incorporar al acervo lingüístico.
Este último tiempo constatamos con sorpresa que presiones, filtraciones, conductos se aplican con más frecuencia al ámbito judicial que a la gasfitería. Más extrañamente, uno se entera de que hay intentos de blindar a una ministra.
Pero hay aspectos menos amables.
Primer noticiario de la mañana. Panorama cultural. Nos informa una especialista en el ámbito: “Apareció una obra del cura Valente con los mejores poemas de Nerúa y a un precio súper acsequible. Sólo $5.500”. Macarena permanece inmutable. “Cinco lucas y media”, hubiera estado más al nivel.
¿La comunicadora es una representante de los noveles periodistas del cachay? Informal, coloquial, cercana. Para ella, “accesible”, “asequible” y “accequible”, valen lo mismo.
Y sin salirnos del ámbito cultural nos enteramos de que el Ballet de Santiago viajó a Argentina a interpretar el “pax de deux de Don Quijote”.
Un titular procedente de Valparaíso, patrimonio cultural de la humanidad, “Mendigos no hayan como resistir el frío”, que encuentra su correlato capitalino: La película…haya su más alta inspiración en la cinta de Cecil B…” equivalente a “…la zaga del Sr. de los anillos” y a “…las aprehensiones de la cantante… eran infundadas” y a un par de aportes del decano de la prensa en lengua española “…sus aprehensiones eran absolutamente ciertas”. Y “un poco de queso rayado para gratinar…” el convenio de colaboración mutua”. “Cualquier erupto…”
El decano nos informa con horror de las inhumanas torturas de los militares a sus indefensos prisioneros “/Graner/… golpeó repetidamente con una luma a un detenido que tenía sus piernas heridas y estaba esposado a una cama”. Pero el escenario no es Villa Grimaldi, sino Abu Ghraibd y las víctimas no son chilenos sino iraquíes. ¿Qué hace allí nuestra luma nacional y autóctona? ¿Se ha globalizado?
Botones de muestra gruesos, que podrían multiplicarse generosamente.
¿A qué se deben? A dos razones: Las empresas periodísticas no tienen interés en entregar a sus lectores un producto lingüísticamente irreprochable. Para ello bastaría con contratar correctores calificados y usar rigurosamente manuales de estilo como en países más respetuosos del bien hablar.

Por otra parte, es evidente que muchos periodistas tienen serias deficiencias en el manejo del lenguaje. No es aceptable que un ingeniero haga cálculos equivocados, ni que los cortes de un cirujano sean sólo aproximados. ¿Cómo se reciben periodistas que no manejan su herramienta fundamental: la lengua castellana?

De norte a sur funcionan 42 escuelas universitarias de periodismo. Si suponemos sólo cinco asignaturas por semestre, requieren nada menos que de unos dos mil profesores universitarios especializados. ¿Tenemos en el país ese número de especialistas? Si no es así, se está engañando a muchos jóvenes que no reciben una preparación adecuada, pese a los altos costos, y al país, porque se está otorgando títulos a estudiantes no calificados.

Y el problema es más serio aún. Cada periodista aunque no lo quiera tiene una poderosa influencia en la evolución lingüística de una sociedad. Son paradigmas, cuyos usos difunden. El Ministerio de Educación ha promovido el empleo de los periódicos como material didáctico.
La prensa es sumamente crítica con el poder judicial, con los políticos, con el Gobierno, con la Educación. ¿No será hora de ejercer una sana autocrítica?

Dr. Leopoldo Sáez G.
USACH.
El Mercurio de Valparaíso, Domingo 15 de agosto de 2004.


domingo, 9 de noviembre de 2008

CACHAY EL MOTE

Fidel Saavedra B.

¿Hablamos mal en Chile? Se ha hecho un lugar común decir que en Chile "se habla mal el español", o "qué mal hablamos en Chile", y como docente de la especialidad que habitualmente oye este comentario siempre hago la misma pregunta: "¿qué significa "hablar mal"?
Para empezar, hay que aclarar términos. Cuando se habla de muletillas, de las cuales se supone que abusamos en nuestro país, no se pueden incluir en esta categoría frases tales como "¿Cachai?", "¿La Dura", o "No estoy ni ahi". Este tipo de frases son lo que en dialectología se conocen como expresiones idiomáticas, o en lenguaje común, "modismos", y están presentes en todos los idiomas, ya que forman parte del acerbo lingüístico de tales idiomas y son parte esencial de ellos. La muletilla, por otro lado, se define como la repetición constante de una determinada palabra o frase que interrumpe el normal flujo del discurso, y su función consiste en hacer una pausa para poder retomar el hilo de una argumentación o idea. Ejemplos son las vacilaciones, tales como "eeh...". " uhmm..", y su repetición constante puede ser molesta para la comprensión cabal del discurso de un hablante.
Por otro lado, es frecuente argumentar que en Chile se hablaría una versión "degenerada" o "desvirtuada" del idioma español o castellano, es decir, se supone que "se debería hablar" de acuerdo a un determinado standard que sería el "castellano puro", en oposición a la versión desvirtuada que supuestamente se hablaría en Chile. La pregunta que cabe hacer acá es: ¿cuál es esa versión "pura" o "normal" del castellano? Ciertamente, es difícil, por no decir imposible, determinar cuál es esa versión, ya que en la propia península ibérica existen muchísimas variedades regionales del castellano, e incluso dentro de las mismas regiones es posible encontrar al menos 2 ó 3 variedades del mismo idioma, todas con sus particulares expresiones idiomáticas y diferencias de pronunciación, vocabulario e incluso sintácticas. De hecho, no es muy difícil apreciar estas diferencias dialectales si uno viaja por ejemplo de Santiago a Valparaíso, ciudad en la cual el pan francés o marraqueta se conoce como pan batido, por dar un ejemplo de muchos que se pueden encontrar en diversas regiones de Chile.
Otra idea muy frecuente entre aquellos que dicen que en Chile se habla mal, es aquella que dice relación con lo "mal" que habla la juventud, recurriendo a expresiones idiomáticas que a veces resultan difíciles de comprender para otros grupos de mayor edad. Esta idea, además, tendría relación con la supuesta pobreza de vocabulario de este grupo etáreo, derivada, según se dice, de la "falta de hábitos de lectura que afecta a nuestra juventud". Sobre el particular, es conveniente aclarar que en una lengua existen variedades lingüísticas conocidas como "lectos", entre las cuales están los dialectos, la variedad regional de un dioma, los sociolectos, es decir,la variedad propia de un grupo social; los cronolectos, la variedad propia de un grupo de la misma edad, y los idiolectos, es decir, la variedad propia (idiosincrática) de una persona, en otras palabras, la manera particular de hablar de cada individuo. Por otro lado, debemos también considerar que existen también los "registros", es decir la intención que se le da al dicurso lingüístico, ya sea que queramos ser formales, informales, humorísticos, satíricos, tiernos, fríos, etc. En este sentido, la forma de hablar de la juventud cumple un propósito identificatorio similar a la que cumplen los códigos culturales que ese grupo comparte y que sirven para darles sentido de pertenencia al grupo de pares de su misma edad, objetivo esencial para el desarrollo social de los que pertenecen a tal grupo.
Por otro lado, dentro de la diversidad lingúística de un idioma cualquiera, la sociolingüística ha identificado una serie de "normas", que tienen relación con factores socioculturales, de edad y regionales.Para no extenderme tanto, diré que existen cuatro normas: la culta formal, la culta informal, la inculta formal, y la inculta informal. Un ejemplo de norma culta formal sería una clase magistral dictada por un acádemico universitario, en la cual predominan las frases elaboradas, un vocabulario más o menos extenso y con tendencia al academicismo, y la tendencia a pronunciar más acentuadamente las "eses" finales. Un ejemplo de norma inculta informal, se puede encontrar en cualquier conversación entre personas que tienen confianza y en las cuales el idioma tiende a ser relajado y sin tendencia a lo formal, y donde predominan las expresiones idiomáticas tales como los garabatos, la tendencia a aspirar la "s" final, el cambio de las desinencias verbales " ¿ pa 'onde vai?". Contrariamente a lo que pudiera pensarse, la norma inculta informal no es privativa de los grupos sociales denominados "bajos", y de hecho cualquier persona, hasta los académicos más brillantes, pueden y de hecho recurren a un extenso surtido de expresiones idiomáticas informales, incluyendo los garabatos, cuando se presenta la ocasión.
En conclusión, no existe algo así como "hablar mal", en el sentido que habitualmente se usa para indicar que "en Chile se habla mal". El tipo de lenguaje, o mejor dicho, la variedad que usaremos, dependerá de múltiples factores socioculturales, entre los cuales el menos importante es la menor o mayor "educación", en el sentido libresco, que tenga tal o cual persona. Dicho de otra manera, lo que ha habido es una tendencia a asimilar el "correcto uso" del idioma con una supuesta norma que sería "el castellano original", por un lado, y por otro con el background como lector de un inviduo, indicador de la mayor "cultura" de tal persona, que sería supuestamente un indicador de que usa "adecuadamente" el idioma. Ambas premisas son falacias. De lo que se trata es de desarrollar lo que se conoce como "conciencia lingüïstica", en otras palabras, el ser ubicado lingüísticamente, y usar la variedad de idioma adecuado a la circunstancia. Si tengo que hablar con mi jefe por que tengo que pedirle un aumento de sueldo, entonces mi norma será culta formal. Si estoy carreteando con mis amigos y familiares cercanos, entonces usaremos la norma inculta informal, y no estaremos ni ahi con lo formal, ya que se trata de divertirnos y no pasar por tontos graves. La variedad del castellano que se usa en Chile tiene además, desde el punto de vista de la sociolingüïstica, características muy atractivas como objeto de estudio, ya que la inmensa cantidad de expresiones idiomáticas que posee da cuenta de la riqueza metafórica que posee nuestro idioma, al revés de lo que piensan aquellos que asimilan el buen uso del idioma con la cultura libresca. Si esta idea tuviera asidero, entonces algunos políticos, expertos en el hablar con palabras ampulosas y supuestamente cargadas de sentido, no serían identificados a su vez como expertos en el arte de la demagogia, y de eso tenemos más que suficiente en los medios de comunicación masiva. Ya sería hora que empezáramos a apreciar mejor nuestra cultura, de la cual el idioma es parte esencial de ella. Ya. Sorry por lo extenso. Nos vemos. Chaolín...
Vídeos para reforzar lo aprendido:








No olviden recordarlos para el taller.